martes, 23 de agosto de 2011

Rompiendo espejos, realidades que duelen!


Y ese sueño agraciado, se rompía frente a sus ojos, destrozando su alma, dejando sin sentido su vida. 




No existieron y existirán justificativos validos (para ella y para nadie), de por que sucedió esto, de como su vida estaba en la cumbre de la felicidad, y en menos de dos días se vio acabada. 


Recuerdo ese momento de felicidad, del cual fui participe, cuando recibí un mensaje que decía: Es Lunita estoy re pero re feliz !!! Si bien 400 kilómetros separaban nuestros cuerpos nuestras almas estaban juntas, desbordando de felicidad, como si todo fuera parte de una quimera que se volvía realidad. 


Pero, ese sueño, esa utopía que parecía ser certera, se volvió una pesadilla intransigente. Primero las molestias, parecía normal a los 5 meses de embarazo, después el susto, una perdida que la llevo al hospital, y la re confirmación de la pesadilla, la elección entre la vida y la muerte. 


El momento mas difícil de su vida estaba cerca, todos estábamos seguros por dentro de la decisión que tomaría, es su hija, no la iba a abandonar. Ni aunque su vida corriera alto riesgo...


La decisión la había tomado ella, y haya cual haya sido, yo la iba a respetar y apoyarla hasta el ultimo suspiro. 


18:00, llega un mensaje a mi cel: Hola soy cande, miqa quería que te avise que entro al quirófano. 


19:06, otro mensaje, con palabras demoledoras: Luna nació ahogada, soy cande.


Su vida se derrumbo en el instante en el que tubo que elegir, entre su vida y la de su hija, la culpa había invadido su ser por haber tomado esa elección. Nadie podía (y puede) juzgar si fue o no la decisión correcta, ella quiso dar la vida por su hija.


Mi alma estaba destruida, no había consuelo, para nadie.  Y nunca lo habrá, solo queda el hecho de mirar al cielo y sentir que esta ahí, cuidándonos, llenando de luz el firmamento, haciendo brillar las estrellas. 

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